Fiesta de san Cayetano – Miércoles 7 de agosto de 2024

La devoción y el culto a san Cayetano en Argentina vino de la mano de santa María Antonia de Paz y Figueroa -santa Mama Antula-, verdadera madre de la patria y la primera mujer de nuestras tierras canonizada por la Iglesia.
En la Santa Casa de Buenos Aires que ella erigió se conserva la imagen del santo al que Mama Antula se confiaba cuando había que recurrir a la Providencia para atender a los que hacían Ejercicios Espirituales.
Más cerquita en el tiempo, cuando arreciaba la gran crisis mundial de 1929-1930, algunos comenzaron a poner en las manos del santo unas espigas, como súplica por el pan que se hacía sentir en aquella carestía.
Lo demás es historia que conocemos y que, hoy, aquí y en cada rincón de la Patria, nos tiene a nosotros como protagonistas y continuadores. Una historia de fe y oración, una historia de hombres y mujeres peregrinos de la vida y de la fe.
Preguntémonos: ¿Qué venimos a buscar cuando acudimos a san Cayetano? ¿Qué le pedimos? ¿Qué nos ofrece él?
Volvamos a escuchar las palabras de Jesús en el evangelio de hoy, pues ellas nos ponen en la dirección justa: “Allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.” (Lc 12, 34).
Me imagino a san Cayetano mirándonos y preguntándonos: Ustedes, ¿dónde tienen puesto el corazón? ¿Cuál es su tesoro?
El corazón de san Cayetano estuvo y está en Cristo. Así le escribe a una persona a la que acompaña en la fe: «Cristo se nos ha dado en alimento: desdichado el que ignora un don tan grande; se nos ha concedido el poseer a Cristo, Hijo de la Virgen María, y a veces no nos cuidamos de ello; ¡ay de aquel que no se preocupa por recibirlo! […] Hija mía, no recibas a Jesucristo con el fin de utilizarlo según tus criterios, sino que quiero que tú te entregues a él, y que él te reciba, y así él, tu Dios salvador, haga de ti y en ti lo que a él le plazca. Este es mi deseo, y a esto te exhorto y, en cuanto me es dado, a ello te presiono.» (del Oficio de Lecturas de la memoria de san Cayetano).
Queridos hermanos y hermanas:
Busquemos a Cristo. Siempre. Ese es el pan que san Cayetano nos da.
Busquemos la fe en Cristo. Siempre. Ese es el trabajo que él nos procura.
Y, por añadidura, recibiremos lo demás… como Jesús nos prometió.
Y que nuestra Iglesia -sus obispos, sacerdotes y demás evangelizadores- nos dé a Jesucristo. Que no rebajemos la misión recibida a mera militancia social o, peor aún, ideológica o política.
Si no damos el Pan que es Jesús, ¿qué esperar de nosotros sino esterilidad y frialdad? No es un peligro imaginario, sino una dolorosa constatación de los tiempos que nos tocan vivir.
Si nosotros no frecemos ese Pan -el único que dura hasta la Vida eterna- o no lo hacemos con pasión y a manos llenas, los pobres lo buscarán en otro lado, con el riesgo de alimentarse mal y morir; y nosotros, ser rechazados y avergonzados.
Es Jesús el que nos envía, a quien contemplamos en los pobres, hambrientos y heridos; es Jesús y la fe en él lo que cambia todo.
San Cayetano, contagianos tu amor loco por Jesús y su Evangelio.
Amén.

Obispo de San Francisco
7 de agosto de 2024











