Con solo un bastón

«La Voz de San Justo», domingo 14 de julio de 2024

“Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente. Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.” (Mc 6, 6-9)

El evangelio nos presenta la imagen de “Jesús misionero”: va de un pueblo a otro predicando y sumando a compañeros a esa empresa. Es un cuadro fascinante. A lo largo de la historia -también hoy-, toca el corazón de muchos que se sienten impulsados a sumarse a esta aventura: ir, de dos en dos, anunciando el Evangelio.

Miremos en profundidad: Jesús no solo lleva adelante acciones misioneras; Él mismo es MISIÓN. Lo es en su ser y en su conciencia: allí donde percibe y hace suya su identidad más honda de Hijo “enviado” por el Padre.

Así es en Jesús, y así ha de ser también en quienes nos reconocemos sus discípulos y, sobre todo, en la comunidad que Él reúne por su Espíritu: la Iglesia es misión, como cada bautizado es discípulo misionero.

Desde el corazón del Padre, Jesús viene a nosotros, viene a los pobres, a los desahuciados de la vida, a los descartados… a los pecadores. Para ellos -que somos nosotros- es su mensaje y su potencia: buena noticia de paz, de perdón y de salvación eterna. 

En este fascinante cambio de época, la Iglesia intenta encontrar su lugar. Mientras cruza el mar de la historia, su barca se ve sacudida por el oleaje. No tiene otra alternativa que asirse del bastón misionero de Jesús y ponerse a caminar. Hasta donde Él la lleve.

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