Arriesgarse

«La Voz de San Justo», domingo 19 de noviembre de 2023

“Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes». (Mt 25, 28-30).

Así concluye Jesús la parábola de este domingo: los servidores que hicieron fructificar los talentos fueron recompensados; el que lo enterró por miedo recibe un castigo severo y desproporcionado. Es una parábola: con ese golpe de efecto busca hacernos pensar.

El mensaje lo podemos sintetizar en dos puntos. Ante todo, vivir es arriesgar. El discípulo de Jesús, como decíamos el domingo pasado, vive en la esperanza, no en la pachorra. Es una espera que nos desafía a vivir a fondo: hay que arriesgarse para ganar. En segundo lugar, esa actitud es la que hemos de tener frente a Jesús y su Evangelio: o se lo recibe y acepta, poniendo en riesgo la propia vida, o se corre el riesgo de perderlo todo: “El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará” (Mt 16, 25).

Jesús nos invita al riesgo de la esperanza y, por eso, de la libertad que es jugar a fondo, comprometerse con los demás, confiarse plenamente a un Dios que siempre nos sorprende y desafía.

En la parábola, los servidores que arriesgaron y ganaron, reciben este precioso elogio del patrón: “Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor” (Mt 25, 21). De eso se trata: pasar de servidores a amigos.

“Jesús: abrazamos ese riesgo por vos y tu Evangelio. Amén”

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