«La Voz de San Justo», domingo 24 de septiembre de 2023
“El propietario respondió a uno de ellos: «Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?» Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.” (Mt 20, 13-16).
Así concluye la parábola de los obreros contratados a distintas horas del día, y que, al finalizar la jornada, reciben la misma paga. Y concluye como empezó: con la conocida sentencia sobre los últimos que serán los primeros.
Jesús no habla aquí del salario justo. Aborda una cuestión eminentemente religiosa: la relación del hombre con Dios. Si esta relación se plantea en clave de trabajo, mérito y paga, el resultado es el desconcierto. Los criterios de justicia, válidos para tantas cosas, para el vínculo con Dios son insuficientes. Aquí rige la desproporción del amor gratuito y la generosidad… lo único que realmente hace justicia a la sed más honda del corazón humano.
Cuando entramos en el mundo nuevo de la gracia, cambia nuestro modo de relacionarnos: con Dios y con los demás. Jesús quiere que experimentemos la generosidad de su Padre: todos tenemos un lugar en su viña.

Para el individualismo extremo, toda relación humana se reduce a comprar y vender: un alfajor, un órgano para trasplante, un hijo o una mascota. Nada hay más allá del mercado. Jesús nos libera de este fatal engaño.
Hoy celebramos a la Virgen de la Merced, liberadora de cautivos. A ella le pedimos: “María, mujer realmente libre, enséñanos a saborear la verdadera libertad: la que echa sus raíces en la verdad y se vive en el amor. Amén.”