Dios, nuestra mayor riqueza

Domingo 16 de noviembre de 2025, 33º del tiempo ordinario (Lucas 21, 5-19) – Jornada mundial de los pobres 2025

“Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin… Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.” (Lc 21, 9.12-13).

La historia humana está atravesada de conflictos y el sufrimiento de los inocentes. En ese contexto hay que ubicar la persecución de los discípulos de Cristo. Estremecen las noticias que nos llegan desde Nigeria, por ejemplo. La información no sería completa si, al horror, no añadiésemos el testimonio de fe que esos mártires. Cuando lo rodea el odio, el mártir elige amar y perdonar.

Este domingo es también la Jornada mundial de los pobres, cuyo lema es: “Tú, Señor, eres mi esperanza” (Salmo 71, 5).

El papa León XIV, en su mensaje, retoma una enseñanza del papa Francisco: “La pobreza más grave es no conocer a Dios… Las riquezas muchas veces engañan y conducen a situaciones dramáticas de pobreza, la más grave de todas es pensar que no necesitamos a Dios y que podemos llevar adelante la propia vida independientemente de Él.”

Como al orante de la Biblia, la oración sostiene la esperanza del pobre, del mártir, del que viva la prueba. La esperanza nace de la fe en Dios y se vive en el amor como mano tendida al que sufre. También como lucha contra las causas estructurales de la pobreza.

La mayor riqueza del pobre y del mártir es Dios. Esa es su esperanza.

Buen domingo.

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