Evangelio del XX Domingo del tiempo ordinario (17 de agosto de 2025): Lucas 12, 39-53
En la Misa, antes de la comunión, el sacerdote recuerda las palabras de Jesús: “Les dejo la paz, les doy mi paz” (Jn 14, 27). Después intercambiamos el saludo de la paz.
Sin embargo, en el Evangelio de este domingo, escuchamos unas palabras que parecen contradecir este mensaje: «He venido a traer fuego sobre la tierra… ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz? No, les digo que he venido a traer la división» (Lc 12, 49-51).
¿Paz o división?
Jesús está ansioso por cumplir su misión. Quiere encender el mundo con el fuego del amor de Dios. Es lo que hará en su pasión. Desea ardientemente recibir ese bautismo.
Así culminará su misión evangelizadora. Jesús se acercó a los pobres, trató con ternura a los enfermos y a los niños, ofreció el perdón a los pecadores. La respuesta que recibió fue el rechazo de la cruz. El que elige seguirlo por ese camino, tarde o temprano, experimentará lo mismo: ofrecer la paz al mundo suele encontrar resistencia y rechazo, incluso violencia.
El fuego que Jesús ha traído es su Espíritu. Sigue derramándose sobre el mundo, toca los corazones y los enciende en la misma pasión de Jesús. Y los colma de paz, especialmente en medio de las tormentas más fuertes.
Y, de esa manera, la reconciliación de Dios alcanza al mundo herido. Ese es el amor que finalmente prevalecerá por encima de todo.
Buen domingo.
