«La Voz de San Justo:, domingo 8 de diciembre de 2024
“El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón».” (Gn 3, 14-15).
Por estas horas, los peregrinos estamos visitando el Santuario de la Inmaculada en Villa Concepción del Tío. Cada 8 de diciembre, a la “Virgencita” le decimos: Madre dulcísima de Concepción: ¡Sé nuestro amparo y protección!

El arte cristiano representa a la Inmaculada aplastando con su pie la cabeza de la serpiente. Es un eco del texto del Génesis arriba citado. María es signo de la victoria de Dios sobre el mal. Y esa es la experiencia del pueblo cristiano que hoy emerge con fuerza.
Todos tenemos nuestras luchas. Tampoco como pueblo nos faltan duras pruebas. En todas las batallas que enfrentamos, miramos a la estrella e invocamos a María, como decía san Bernardo.
Pienso, por ejemplo, en la tentación de volvernos una sociedad cruel, que descarta a los más débiles. O en la insidia del juego online que ha despertado justamente todas la alarmas. Esos males serpentean entre nosotros. Necesitamos sólidas razones, pero, sobre todo, fuerza espiritual para enfrentarlos.
Hoy miramos a María inmaculada. Ella es imagen de la humanidad nueva que sale de la mano del Creador. La invocamos, porque sabemos que contamos con ella para esa lucha. Ella nos da a Cristo, ella abre nuestra vida a Dios y a la potencia redentora de su amor.
Madre dulcísima de Concepción: ¡Sé nuestro amparo y protección!
Buen domingo.
Bendecida fiesta de la Purísima.







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