«La Voz de San Justo», domingo 1º de septiembre de 2024

“Jesús dijo a sus discípulos: «Lo que hace impuro al hombre es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre».” (Mc 7, 20-23).
Jesús está criticando fuerte a los fariseos y su gusto por la apariencia: una cosa por fuera, otra por dentro. Para él, en cambio, es el interior del hombre la fuente desde la que crece la vida.
Jesús supera así la separación entre lo puro y lo impuro. El que quiera vivir según Dios, debe atender a su corazón: “Felices los puros de corazón, porque verán a Dios (Mt 5, 8). Toda purificación verdadera nace desde dentro, en una conciencia que se hace transparente a la verdad.
Es lo que suplicaba con humildad el orante de la Biblia: “Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu” (Salmo 50, 12-13).
El corazón es el terreno donde actúa el Espíritu de Cristo. Allí trabaja con finura de artista y sabiduría de maestro. Jesús sabe tocar el corazón y despertar las mejores preguntas, las que nos arrancan de la superficialidad y nos limpian la mirada para ver más hondo y más lejos.
Hoy es la Peregrinación juvenil al Santuario de la “Virgencita”. Treinta y cinco años caminando pocos kilómetros para despertar grandes preguntas en el corazón de los jóvenes.
“Ojalá que sepamos escucharte, Señor, y dejarnos sacudir por tu voz, para ser libres de verdad. Amén.”