Contemplando al buen Pastor

«La Voz de San Justo», domingo 21 de abril de 2024

“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye. y el lobo las arrebata y la dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.” (Jn 10, 11-13).

En la Biblia, “pastor” es el que ejerce autoridad. Las historias bíblicas nos hablan de pastores buenos y malos. En realidad, Dios es el verdadero pastor del pueblo. 

Este cuarto domingo de Pascua, los católicos reflexionamos sobre las vocaciones. No solo sobre la vocación del sacerdote, sino la de todos los bautizados. Contemplamos a Jesús, nuestro buen Pastor. Él es el modelo y la medida de toda vocación.

Para la fe cristiana, “vocación” es una palabra fuerte. Es mucho más que el despliegue de las propias aptitudes y de los propios deseos. Lo decisivo de la vocación viene de fuera: de Dios que nos llama y de aquellos a los que nos envía. Indica que el centro de la propia vida está fuera de nosotros: está en Dios que nos espera en aquellos que nos pone en el camino.

Esto vale para la vocación sacerdotal, no menos que para el matrimonio o cualquier profesión. Hoy no faltan vocaciones, porque Dios sigue llamando. Siempre hay quien espera que salgamos de nuestro encierro, lo miremos a la cara y nos hagamos cargo. Lo que tal vez nos falta es saber escuchar esa voz. O que alguien nos enseñe a escucharla.

“Jesús, buen Pastor. Tus ovejas escuchan tu voz y te siguen. No permitás que nos dejemos aturdir por las voces engañosas que nos cierran a tu voz que nos llama en los rostros de nuestros hermanos. Amén”.

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