De la mano de Brochero

«La Voz de San Justo», domingo 28 de enero de 2024

“Entraron en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar; «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».” (Mc 1, 21-24).

La presencia y la palabra de Jesús en la sinagoga despiertan asombro. Ahí está lo que le ocurre al “poseído de un espíritu impuro”. A Jesús le bastarán pocas palabras para que aquel pobre hombre recobre su humanidad. Ese es Jesús y esa es su misión: sanar heridos.

Sigue por los caminos del mundo, ahora resucitado y lleno del Espíritu, buscando a hombres y mujeres -vos, yo y tantos otros- que, de una manera u otra, sentimos que llevamos dentro fuerzas que nos deshumanizan y nos pierden.

Escribo estas líneas mientras participo, como tantos peregrinos, de la Semana Brocheriana 2024 en Villa Cura Brochero. No lo dudo: el asombro de aquella mañana en Cafarnaúm está también aquí. Es que, en esta tierra marcada por la obra del Santo Cura, se siente el aroma del Evangelio mezclado con los perfumes de las sierras. Brochero ha hecho de este sitio un espacio en el que la palabra poderosa de Jesús sigue alcanzándonos, curándonos y consolándonos. Y dando razones fuertes para vivir y luchar. En Brochero se respira esperanza.

Solo se necesita un poco de aquella sencillez que tienen los niños. Y, si la dureza se ha instalado en nuestro corazón, basta una humilde plegaria para reencontrar el camino: “Curita Brochero: dame tu mano amiga para caminar la vida y la fe. Amén”.

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