«La Voz de San Justo», domingo 23 de julio de 2023
“Después les dijo esta otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa».” (Mt 13, 33).
Jesús es un observador perspicaz de la realidad. A sus ojos, lo más simple y cotidiano es capaz de hablar de lo más hondo: de un Dios que es Padre y de cómo obra en el mundo. De eso nos hablan sus parábolas, narradas con sorprendente genialidad.
Desde el domingo pasado y hasta el próximo estamos escuchando el “discurso en parábolas” que nos transmite san Mateo en su evangelio.
Me detengo en esta brevísima de la mujer que pone levadura en la masa. ¿Cuántas veces lo habrá visto Jesús? En su casa, en la de sus vecinos… Las manos diestras de su madre, de su abuela y tantas mujeres de pueblo que amasan el pan de cada día.
Así se prepara el alimento que estará en el centro de su plegaria más hermosa: “Padre nuestro… danos hoy nuestro pan de cada día”. Pero antes del pan, están la masa y el trabajo silencioso de las manos que la preparan. Y la levadura “que fermenta toda la masa”.
Dios obra así: como la mujer que mezcla harina, agua y levadura. Es la silenciosa fermentación que culmina con el pan sobre la mesa. Dios es un Padre con sabiduría y paciencia de madre: sabe amasar el misterio de la vida para que se convierta en algo sabroso. Se toma su tiempo. Sabe esperar.
“Señor Jesús: No dejés de narrarnos tus parábolas; de abrir nuestros ojos para ver la realidad. Ellas nos enseñan a descubrir la presencia y acción de tu Padre amasando nuestra vida, transformándola en algo siempre nuevo. Amén.”