«La Voz de San Justo», domingo 28 de mayo de 2023

«Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes». Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».» (Jn 20, 21-23).
Una particularidad del cuarto evangelio es esta que vemos enel relato de este domingo: en la mañana de su resurrección, Jesús da su Espíritu. Pascua y pentecostés coinciden en un mismo acontecimiento.
El don del Espíritu Santo es el fruto maduro de la pascua. Es el Espíritu que sigue animando la vida de la Iglesia. La escena del evangelio de hoy no nos describe un hecho del pasado, sino lo que a acontece ahora: el Señor resucitado, con las cicatrices de su amor hasta el fin, sigue soplando su Aliento (su Espíritu) y dando su Paz a la Iglesia y al mundo.
Y, así, la misión de Jesús sigue también adelante: como el Padre lo envió a Él, Jesús sigue enviando a sus discípulos misioneros. El texto de hoy pone un acento estupendo: el don del Espíritu y la misión que impulsa es para el perdón de los pecados. Es decir: es fuerza de reconciliación. Es curación de las heridas más profundas: las que brotan del pecado que nos aleja de Dios y que hieren tan hondamente la vida y la convivencia de las personas y los pueblos.
La misión que anima el Espíritu Santo es para la reconciliación.
«Señor Jesús: volvé a soplar sobre nosotros tu Aliento de vida. ¡Danos tu Espíritu Santo! Nuestro corazón y nuestro mundo anhelan tu Paz y tu reconciliación. ¡Sálvanos del encierro que nos ahoga y ábrelos a la comunión! Amén.»