«La Voz de San Justo», domingo 8 de enero de 2023

“Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».” (Mt 3, 16-17).
Como cada año, el tiempo de Navidad culmina con la fiesta del Bautismo del Señor. En pocos días pasamos del niño recién nacido al joven adulto que inicia su misión, colmado del Espíritu Santo.
En los evangelios, la escena es como una obertura: nos presenta a Jesús, cuya vida estamos a punto de contemplar. Quién es, qué fuerza lo impulsa, cuál es su misión y qué llegará a significar para nosotros. Y lo hace con símbolos y palabras tomados de la Escritura.
Este año, escuchamos el relato de san Mateo: el cielo se abre y se escucha la voz del Padre presentándonos a Jesús como su Hijo. Es una invitación a creer en él, edificando nuestra vida sobre la roca sólida de su Persona y su verdad.
Estamos despidiendo a Benedicto XVI. De todo lo que podemos decir de él, lo más exacto es sencillamente afirmar que fue un creyente cabal: vivió de la fe y al servicio de la fe. Sus últimas palabras (“Jesús, te amo”) resumen su vida, sus enseñanzas, su pasión evangelizadora y su pastoreo atado a la cruz de su Señor.
“Señor Jesús: te damos gracias por tu humilde servidor Benedicto. Creyó en Ti, acogiendo la invitación de tu Padre. Su testimonio ha calado hondo. Ha tocado corazones, mentes y vidas. Con el Papa Francisco, también decimos: «Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz». Descansa en Paz. Amén.”
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