«La Voz de San Justo», domingo 7 de mayo de 2023
“Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?»” (Jn 14, 8-10).
Ya Moisés había formulado una pregunta como la de Felipe. En un momento de verdadera osadía, le había dicho al Señor: “Por favor, muéstrame tu gloria” (Ex 33, 18). La petición dará lugar a una de las escenas bíblicas más bellas: Dios pasa delante de su amigo Moisés, dejándole ver sus espaldas, no su rostro, “porque ningún hombre puede verme y seguir viviendo” (Ex 33, 20).
Lo que deseó Moisés lo consiguió Felipe. Y todos nosotros si nos abrimos con fe al mensaje del Evangelio: quien ve a Jesús, ve en él al Dios vivo y verdadero, a Aquel que es Padre y nos da el Espíritu.
Vemos a Jesús al leer con fe los evangelios. Vemos a Jesús al acercarnos y vivir, también con fe -y una fe viva- la Eucaristía y los sacramentos. Vemos el rostro de Jesús en los rostros de nuestros hermanos, especialmente los pobres y de tantos heridos de la vida.
Antes que una doctrina, una serie de preceptos morales a cumplir, o una sabiduría de vida, el cristianismo es la experiencia de este encuentro con la Persona de Jesús, el Señor.
“Señor Jesús: nos has dicho que no nos inquietemos; que creamos en Dios, tu Padre, y también en vos. Especialmente en las horas inquietas de nuestra vida, sentimos el deseo de ser alcanzados por la luz de tu Rostro. Abre nuestros ojos para que podamos contemplarte y reconocerte. Amén”.