«La Voz de San Justo», domingo 2 de abril de 2023

“Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: «¿Quién es este?». Y la gente respondía: «Es Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea».” (Mt 21, 10-11).
Con la liturgia del Domingo de Ramos, comenzamos a vivir esta Semana Santa 2023. Este año, escuchamos el relato de san Mateo. Pinta esta escena: entre las columnas de peregrinos que van arribando a Jerusalén para la Pascua, se destaca Jesús y sus seguidores: cómo entra en la ciudad santa, cómo lo recibe el pueblo sencillo y la reacción de las autoridades religiosas.
Jesús llega como el esperado Rey-Mesías; pero, contrariando las expectativas, no busca el espectáculo. Lo suyo es la modestia y la humildad: viene a salvarnos del pecado, no a pavonearse y recibir aplausos.
El pueblo lo aclama como profeta, mientras que la ciudad -como había ocurrido ya con los magos- se conmueve. Se anticipa el cambio de humor que, en cuestión de horas, va a acontecer: las aclamaciones se volverán gritos de rechazo y condena.
¿Quién es realmente Jesús? ¿Qué tiene que ver conmigo y mi vida? ¿Por qué genera esas reacciones y obliga a tomar partido? Ante Jesús no cabe la indiferencia.
Si me permitís un solo consejo, te sugiero entrar a la Semana Santa con estas preguntas en tu corazón. U otras similares. Son ya oración. Te disponen para lo más hondo que ocurre en estos días: el encuentro con un Jesús vivo que trastoca -para bien- toda tu vida. Es mi experiencia personal.
“Señor Jesús: tu mansedumbre y humildad nos desarman. Si realmente te dejamos entrar en la ‘ciudad interior’ de nuestra vida, comprendemos que la modestia es el sello distintivo del Dios verdadero, contrapuesto al brillo mundano que rápidamente deja vacíos. En esta Pascua, Jesús, vení así a nosotros. Amén.”