En el desierto, alcanzados por la Palabra

«La Voz de San Justo», domingo 5 de diciembre de 2021, IIº de Adviento

“El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio […] Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.” (Lc 3, 1-2).

Contemplemos la figura evangélica de Juan, el Precursor, tal como nos la presentan estos versículos del evangelio de hoy. Juan está en el desierto. Es el lugar del encuentro con el Dios vivo. Allí, el Señor sale al paso de su pueblo, de sus elegidos.

Allí también los prueba, sopesando y calibrando la solidez de la fe, de la confianza y de la fidelidad de cada uno. Es también el lugar de la tentación, especialmente de la más aguda e incisiva: la de desconfiar de Dios, de su poder y de sus intenciones para con nosotros.

Pero, sobre todo, en el desierto, el creyente calibra la calidad del Dios en el que cree, su misterio, su divina libertad, toda ella volcada hacia su creatura, para redimirla y salvarla.

Juan está en el desierto porque allí, Dios lo ha fogueado por dentro, convirtiéndolo en su profeta, el encargado de señalar al Mesías para que los hombres se dejen salvar por él.

Y, como les ha ocurrido a todos los grandes personajes de la historia de la salvación, de Abrahám hasta María, sobre Juan ha irrumpido la Palabra de Dios. Y él se ha dejado invadir por ella. Le ha capturado el corazón, la mente y todas sus energías. No podrá sino vivir para ella, en fidelidad a su verdad, hasta el testimonio supremo del martirio.

Es así también como la comunidad cristiana quiere vivir el Adviento: dejándose invadir y tomar por la Palabra divina. Juan el Precursor nos ayuda a caminar este tiempo litúrgico.

Como cada domingo, te invito a orar. Puede ayudarte esta plegaria:

“En este segundo domingo de Adviento, nos volvemos a vos, Juan, profeta en el desierto, amigo de Dios y enamorado de su Palabra. Contamos con tu ejemplo e intercesión para dejarnos tomar, también nosotros, por la fuerza de la Palabra viva de Dios. Amén.”