«La Voz de San Justo», domingo 22 de agosto de 2021

No tenemos mejores palabras para expresar nuestra fe y nuestra decisión de seguir a Jesús, que las de Pedro, aquel día intenso de Evangelio hecho pan que se multiplica y palabra que toca el corazón, sacude e invita a la decisión de vida.
Cuando también hoy, para muchos, las palabras, pero, sobre todo, la persona del Señor es escándalo y tropiezo. Cuando también hoy parece que muchos prefieren tomar otro camino, nosotros, con Pedro y como él, le decimos a Jesús: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios” (Jn 6, 68-69).
La fe se alimenta saboreando y asimilando, cada día, el Pan más sabroso y nutritivo: el Pan que es Jesucristo, Hijo del Padre, que llega a nosotros en las Santas Escrituras y en ese Pan maravilloso que es la Eucaristía.
Es el Padre el que nos atrae y acerca a Jesucristo. Él ha tocado nuestros corazones con la suavidad de su Espíritu y ha despertado así la fe en Jesús.
Ya lo dijimos: en la oración serena, comenzamos a saborear ese Pan bendito que viene de Dios. Podemos entonces orar así:
“Padre bueno, gracias por darnos siempre el Pan mejor, el más sabroso y el que, una vez comido, despierta más hambre. Gracias por darnos a tu Hijo y por regalarnos la fe en Él. No dejes de atraernos a su Persona y a su Mensaje. Que tu Espíritu siempre mueva nuestros corazones, nos muestre la belleza del Rostro de Cristo y nos convenza de su Verdad. Amén.”
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