«La Voz de San Justo», domingo 18 de julio de 2021

“Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” (Mc 6, 34).
Jesús encarna y hace visible la compasión de Dios para con el mundo desorientado y tantas veces decepcionado. ¡Atención!, compasión no es lástima. Es hacerse cargo, acompañar, tomar en serio la dignidad herida. En Jesús, esa compasión se vuelve cercanía, presencia y palabra.
Hoy, el evangelista destaca que Jesús ocupa “largo rato” en hablarle a esa multitud que lo sigue.
Con la oración y la cercanía a los que sufren, la predicación del Evangelio se cuenta entre las prioridades principales del Jesús misionero.
Siente la imperiosa necesidad de contar, de mil formas posibles, lo que le quema por dentro. Para él, las palabras son tan necesarias como el pan. Él tiene que hablar de Dios, de sus sueños para el mundo, de su amor hacia los pobres, los enfermos, los pecadores…
Esta imagen del Señor ilumina la vida de su Iglesia, nos anima y estimula a encarnarla en nuestra vida de discípulos misioneros. También en esta hora, complicada y difícil, tenemos que encontrar las palabras necesarias para contar, como Jesús, lo que nos quema por dentro.
Pero antes, dejémonos nosotros evangelizar por Jesús. También nosotros dediquemos “largo rato” a ser enseñados por Él. Preguntémonos también: ¿Cómo querés, Señor, que yo empeñe mi persona en la transmisión del Evangelio a quienes me rodean? ¿Cómo debo vivir mi condición de anunciador de tu Evangelio?
Nos puede ayudar esta plegaria: “Señor Jesús, misionero del Padre: que tu Espíritu infunda en nuestros corazones tu misma compasión, para que también nosotros seamos testigos valientes de tu Palabra para nuestros hermanos. Amén.”
Debe estar conectado para enviar un comentario.