«La Voz de San Justo», domingo 22 de diciembre de 2019

“Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».” (Mt 1, 20-21).
Sueña, José, sueña. No dejes de soñar.
El mensajero de Dios está llegando. No solo no interrumpirá tu sueño, sino que te hará soñar como hasta ahora no lo has hecho.
Viene para habitar tu sueño y comunicarte una palabra del más grande Soñador, el Dios de la creación y de la resurrección.
Sueña, hermano nuestro, José, sueña. No dejes de soñar.
A veces, los sueños se vuelven pesadillas. En ocasiones, esas pesadillas ocupan nuestras horas cotidianas, se vuelven dolorosa realidad en el alma y en el cuerpo de los pobres, de los descartados…
Pero tu sueño, José justo, sí que vale la pena.
Se parece tanto a los nuestros: a lo que sueñan los papás y mamás para sus hijos; en lo que sueñan los niños, los enamorados…
Soñamos con vivir, con reír y con abrazarnos.
El mensajero te trae el sueño de Dios, que ya ha comenzado a tomar carne y sangre en el cuerpo de María, tu amada.
Tendrás que ponerle un nombre. Un nombre soñado, por vos y por todos: Jesús, el que salvará al pueblo de sus pecados.
¿Te has despertado?
Ahora, a cumplir tu parte en el sueño de Dios. Si lo hacés vos, a nosotros nos será más sencillo cumplir la nuestra. Te sentiremos compañero de aventura…
“Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.” (Mt 1, 24-25).
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