Con María, esperamos el Don del Espíritu

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Vigilia de Pentecostés en la Catedral de San Francisco – Renovación Carismática Católica

Estamos, como los apóstoles en el Cenáculo, esperando el don del Espíritu Santo.

También como en el Cenáculo, en medio de nosotros está María.

Contemplémosla: sosteniendo con su presencia y su fe inquebrantable la fe vacilante de los discípulos.

Ora en silencio, con sencillez de corazón, pero también con fuego interior. Así motiva a los discípulos a entrar en oración.

María enseña a la Iglesia a esperar y suplicar por el Don del Espíritu Santo.

El pecado de Babel: la soberbia que busca competir con Dios, tratando de ocupar su lugar.

María nos enseña a contrarrestar esa soberbia. Nos enseña a

ESCUCHAR, poniéndonos, una y otra vez, bajo la potencia de la Palabra que porta el Espíritu que da vida.

OBEDECER, buscando que en nuestra vida de cada día se haga la voluntad del Padre.

ADORAR, siendo dóciles al Espíritu que viene en ayuda de nuestra debilidad y convierte nuestra soberbia en humilde adoración.

SERVIR, pues en el servicio a los hermanos más vulnerables y pequeños prolongamos la adoración del Dios amor.

Jesús quiere darnos el Espíritu. Está ansioso por hacer que de nuestras entrañas broten manantiales de agua viva. Está ansioso por darnos el agua viva de su Espíritu.

El pecado de Babel – la soberbia – se exterioriza en el deseo de construir una torre que llegue al cielo.

En vez de torres, es mejor que construyamos puentes y caminos.