Les comparto la Oración que realicé en la Plaza Cívia de San Francisco en este 207 aniversario de la Revolución de Mayo.
Dios Eterno, Señor de los pueblos: bendecimos tu Nombre que es Paz, Compasión y Justicia. Reconocemos la asistencia de Tu Espíritu, en los días de prosperidad y gozo, como en los de adversidad y dolor.
Nunca nos has abandonado, ni siquiera en los momentos de infidelidad. Tu mano poderosa y paterna, nos conduce por el camino de la fraternidad y la solidaridad, mediante la justicia y la verdad, hasta la Patria Eterna, de la cual ésta, nuestra Patria Argentina, está llamada a ser signo y figura.
Reconociendo todos estos beneficios de tu amor providente, y renovando nuestra voluntad de ser fieles a tus designios: te damos gracias por nuestra Argentina, su historia, su tierra generosa, su pueblo, la diversidad de personas, culturas, formas de ver y de pensar que la enriquecen y dinamizan.
En este nuevo aniversario del primer gobierno patrio, reunidos para bendecirte, darte gracias y rogarte, te suplicamos por su presente y su futuro:
Señor, que afiancemos con convicción nuestra convivencia democrática en el respeto por el estado de derecho y las legítimas diferencias. Pacifica los corazones violentos. Hemos dicho “nunca más” a la violación de los derechos humanos. Quisiéramos pronunciar también un “nunca más” a la corrupción que profundiza el drama de la pobreza, volviéndonos vulnerables a las sugestiones perversas del mal. Haznos celosos de la verdad y de la justicia. Que trabajemos concordes por una vida digna para todos, especialmente para los más postergados. Que todos tengan techo, tierra y trabajo. Que cada chico argentino pueda soñar con su personal proyecto de vida con amplitud, esperanza y mucha pasión. Enséñanos a tratarnos como semejantes, amigos y hermanos. Ayúdanos, Padre, a afianzar la fraternidad entre todos los argentinos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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