Quinto aniversario de la Capilla para Adoración Eucarística Perpetua de la Catedral de San Francisco

San Francisco, 24 de Noviembre de 2015

Queridos Susana y Jorge Conti

y demás fieles vinculados a la

Capilla para Adoración Eucarística Perpetua

de la Catedral de San Francisco.

Estimados:

Se cumple el quinto aniversario de la Capilla de Adoración Perpetua de nuestra Iglesia catedral.

No podré estar con ustedes este sábado, pues tengo que presidir la celebración del Sacramento de la Confirmación en varias comunidades de la parroquia de La Para. Sin embargo, los tendré muy presentes en mi oración y en la Eucaristía que celebraré ese día.

Como les decía el año pasado en la Fiesta del Corpus: «Esta humilde capilla, escondida a la mirada de los curiosos, es lugar de incontenible felicidad: la alegría del creer en el Dios con nosotros y, por eso, de adorarlo humilde y amorosamente».

Verdaderamente este es un lugar de gracia, centro espiritual de la vida de nuestra ciudad. Aquí se adora, se alaba, se pide perdón y se abre el corazón a las necesidades de tantos hermanos que no saben o no quieren orar.

Aquí, sobre todo, nos dejamos mirar por Jesús Eucaristía. Y su mirada nos lleva paz al corazón, nos serena pero también nos inquieta y nos anima a ser sus misioneros. Quien pasa, aunque más no sea, unos pocos momentos en adoración silenciosa ante el Santísimo Sacramento no vuelve igual a su vida cotidiana. He recibido muchos testimonios de esto, a veces, en la confidencia de una persona que abre su alma a un sacerdote.

La adoración nos transforma. Claro. Es que en la oración, el protagonista fundamental es Cristo y su Espíritu que actúa en lo secreto de cada corazón orante. María es el mejor testimonio de este misterio transformante de la oración bajo la acción del Espíritu Santo.

Los animo a perseverar en esa oración confiada y humilde al Señor que mira, desde allí, a todo el mundo.

Orar por las necesidades de todos es también una forma de ser misioneros.

Les he confiado de manera especial la oración por las vocaciones sacerdotales. ¡Cuánta necesidad tiene nuestra Iglesia diocesana de sacerdotes santos y entregados, y de que muchos jóvenes escuchen la llamada del Señor y se animen a seguirlo por el camino del ministerio sacerdotal!

Renovemos nuestro compromiso de rezar para que haya muchas manos que partan el Pan eucarístico para este mundo nuestro hambriento y necesitado del amor de Cristo.

Recen por mí. Yo lo hago por ustedes.

Tienen mi bendición. Su obispo,

+ Sergio O. Buenanueva